Llegas a este mundo con un contrato firmado que no recuerdas, pero con unos propósitos a cumplir. Tu
“pedigrí” es tu fecha de nacimiento, y ésta determina tu estructura energética. Además, naces en un núcleo
familiar, unos padres que te han marcado primero con su energía en el momento de engendrarte y después
con sus expectativas hacia tu persona, y como no, el peso de toda la herencia de tu linaje paterno y
materno. Así que empiezas a andar con esta mochila genética y emocional mientras vas acumulando tus
propias vivencias. Todos estos factores conforman tu personalidad, creencias y comportamientos entre
otros.
Estar en el mundo, en el ESPEJO, es mostrar quién eres, tu personalidad, tus caracteres innatos, tus
comportamientos, tu emocionalidad, tus recursos, potencialidades y capacidades, y por supuesto tus
limitantes. Cuando estás en la superficie de la carta muestras tus aspectos físicos, sociales, psicológicos y
psíquicos, vas viviendo, vas haciendo. Y según los entornos situaciones y relaciones que vivas y cómo las
gestiones, seguirás en la superficie viviendo y haciendo, integrando la realidad y aprendiendo, pero de no
hacerlo, entrarás en bloqueos y estrés. Y, en el momento en que superes tu nivel de tolerancia de estrés y
éste te supere, caerás en la MÁSCARA, bajarás al sótano de tu mundo, de tu ESPEJO.
La MÁSCARA es el territorio defensivo de tu interior, te pones en posición de defensa y te hundes, vas a un
espacio desde el que te proteges de dificultades y del estrés no tolerable que éstas te generan.
Pero la MÁSCARA no solo es un refugio, donde llorar y lamerse las heridas, es un espacio, un momento, un
estado que, si lo entiendes bien, y lo ves simplemente como el anverso del ESPEJO, es el lugar de defensa y
retaguardia desde el que tomarás impulso para manejar la energía adecuada que te ayudará a regresar a la
superficie, al ESPEJO.
Ahora bien, debes tener bien entendido lo que es estar en la MÁSCARA, que no es lo mismo que vivir en la
MÁSCARA. La primera opción es entenderla como un estado de crisis, para tornarlo como recurso para salir
a flote y regresar al ESPEJO, al estado natural de tu persona. La segunda opción, que no debería serla es
quedarte en la MÁSCARA y vivir en ésta con un estado de estrés permanente durante demasiado tiempo,
más que el necesario, y somatizar y caer en la enfermedad.
En fin, la vida son luces y sombras, y entender las sombras como un recurso para regresar a la luz es ir
hacia tu mejor versión, es vivir para evolucionar, es jugar para ir saltando de niveles del videojuego de tu
vida.
La Carta natal numerológica te muestra tus luces y tus sombras, para que tus sombras sean siempre
recursos de pulsión.
Aqui te dejamos un video para que sigas adentrando en el universo de la Numerología
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