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Yo soy la luz que habita en todo. Yo soy la vida, yo soy la sonrisa en la cara luminosa de un niño cuando ríe, yo soy quien os recuerda que la luz del creador está en todo y lo ilumina todo. Aún en días grises y cuando las lluvias y tormentas os recuerdan el movimiento de vuestras aguas que son las emociones, siempre, siempre, mi luz permanece.
Entonces, cuando se calman vuestras aguas, sois capaces de verme de nuevo, pero nunca desaparezco. Podéis pensar que es un mensaje obvio y fácil, pero ¿cuántas veces os olvidáis que es así?
Todos los reflejos que veis de mí, en los ojos de otro, en la superficie de un riachuelo, en una ventana, en los destellos en el mar o en las gotas de una cascada, siempre es la misma luz que está en todo. Y solo os recuerda que si la veis ahí fuera no puedes dudar de tenerla en vuestro corazón, en vuestras almas.
La luz donde se encuentran creador y creación.
La que os muestra el origen de todo lo que es.
La que disipa las brumas mentales.
La que disuelve las nubes de vuestros pensamientos.
La que os conecta con el Ser y con vuestros semejantes.
La luz del Sol, la podéis respirar, sentir, beber, dejar entrar en cada célula.
La que crea amor porque del amor viene y al amor vuelve, a casa, al Origen, a la Unidad.
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