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La neutralidad es amor incondicional, sin sentimentalismo, sin exceso de emociones, sin dar preferencia a nada ni a nadie, sin apegos. La neutralidad te da libertad. Libertad de mirar con discernimiento, sin peso, con claridad mental, con ecuanimidad.
Desde el prisma humano se puede confundir neutralidad con indiferencia.
Pero nada más lejos. La neutralidad simplemente permite ver las cosas como son y eso no es poco.
Ver y aceptar todo como es, como sucede.
La hoja que cae del árbol en otoño, el viento que la mueve.
¿Es bueno, es malo? ES.
Y aceptando que es, se puede amar tal y como es.
Y eso es algo que te quita mucho peso, que te libera de muchas exigencias, de querer cambiar o solucionar o salvar…
Dejar las cosas que sucedan a su manera, permitiendo ser parte del conjunto, en gratitud y armonía, sin forzar nada.
Cuánta belleza en lo simple de la neutralidad. La balanza se mueve ligeramente, manteniendo su centro.
Allí está la neutralidad. Entrega a lo que es, sin hacernos esclavos de los resultados, de las exigencias de controlar cómo, cuándo y de qué forma ha de suceder algo.
Ecuanimidad en estado puro, abriendo espacio para que se manifiesten posibilidades inesperadas, nuevas, libres. Donde el amor deja de ser un negocio y es una herramienta de elevar la consciencia.
Medita en esta neutralidad.
Observando cada momento sin juicio, como observando una flor que se abre o un riachuelo en movimiento.
Movimiento natural, tranquilo, libre de expectativas.
Transparente.
Omnipresente.
Lina Weltschewa
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Te dejamos este super video para que puedas disfrutar de los sonidos al leer y seguir meditando…
