Los que conviven con animales saben cuan fuerte puede llegar a ser el vínculo con ellos, cuánto cariño se comparte, cómo hablan con sus miradas y se comunican sin palabras.
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¿Sabíais que también se puede conectar con ellos y canalizar lo que nos quieren comunicar?
Esto puede aclarar sus necesidades, ayudar a entender por qué están en nuestras vidas, comprender que nos ayudan emocionalmente en muchas situaciones diarias y en momentos cruciales de nuestras vidas.
Recibir un mensaje suyo puede abrir mente y corazón.
Aquí uno de los mensajes que más me han emocionado, de un gato que tiene más de 20 años, a su compañera humana:
Dile que la amo mucho. Ya me has escuchado bien. Que la quiero mucho, mucho, mucho. No hay nadie como ella para mí en todo el Universo. Ella me cuida, me ama, me protege, me valora, me mira, me acaricia, está por mí, me da todo lo que necesito y lo que puedo soñar, y yo, lleno de gratitud, quiero hacer lo mismo por ella. Así funcionan las cosas en este plano. Cuanto más nos cuidamos, más felices y llenos de amor. Hay que mirarse bien a los ojos y al corazón. El amor está en todos estos detalles. Yo me iría al fin del Universo con ella y batiría el récord del gato más longevo del mundo, todo porque la amo tanto. No hay que menospreciar la existencia, la vida, cada momento. Paz, calma, alegría, cuidado mutuo. Con todo mi amor gatuno y humano. No tengo palabras en ningún lenguaje del mundo para describir mi gratitud. Nacería una y otra vez para acompañarla y darle mimitos.
Gracias, gracias, gracias.