Las emociones son energía en movimiento y la energía no se destruye, se transforma. Cuando negamos o reprimimos las emociones que no nos gustan o que socialmente no están bien vistas como el miedo, la tristeza o el enfado estas no desaparecen, siguen presentes en nuestra vida y se terminan manifestando de una forma u otra a través de nuestro cuerpo.
Es importante saber que no existen las emociones BUENAS o MALAS. Cada emoción tiene una función y valiosa información para nosotros. Como seres humanos hemos venido a experimentar a través de nuestras emociones, podemos pelearnos con ellas o utilizarlas para nuestro bienestar personal.
¿Qué son las emociones?
La palabra “EMOCIÓN” deriva del latín del verbo emovere que significa mover hacia o desde. Es decir que nos pone en movimiento tanto interno como externo.
Las emociones son reacciones complejas de nuestro cerebro que se producen tanto frente a un estímulo externo (algo que oímos, vemos, sentimos…) como frente a un estímulo interno (algo que imaginamos, pensamos, recordamos…). Sí, como has leído lo que pensamos, imaginamos o recordamos también produce una reacción emocional que se refleja en nuestro cuerpo a través de sensaciones físicas.
Y me viene la frase de Winston Churchill “Pasé más de la mitad de mi vida preocupándome por cosas que jamás iban a ocurrir”
Las emociones son energía que se mueve a través de nuestro cuerpo. Las emociones que inhibimos o reprimimos no desaparecen, siguen presentes en nuestro cuerpo y se terminarán manifestando de una forma u otra a través de este.
Me gusta el paralelismo entre las emociones y las luces del tablero del coche. Cuando estas se encienden indican que falta gasolina, aceite o que subió la temperatura. Las emociones también nos dan valiosa información que vale la pena escuchar. Cuando nos peleamos con ellas, las convertimos en un problema en lugar de aprovechar la información que estas nos brindan.
Las emociones son reacciones psicofisiológicas que ocurren de manera automática y espontánea. Son transitorias (es importante tenerlo en cuenta especialmente cuando estamos experimentando una emoción que nos incomoda o no nos gusta) y se reflejan en nuestro cuerpo a través de sensaciones corporales.
Si bien no podemos controlar lo que sentimos, si podemos elegir con quién compartimos nuestro tiempo, a qué tipo de información prestamos nuestra atención, a qué lugares vamos, etc.
PARA MOVERNOS DE UN ESTADO EMOCIONAL A OTRO, HAY QUE SENTIR
No hay atajos, para movernos de un estado emocional a otro tenemos que sentir nuestras emociones. Si reprimes tus emociones, estas no desaparecen, se estancan. Hay que sentir en lugar de reprimir. Y ¿Por qué nos da tanto miedo sentir? Escapamos del dolor. Nos protegemos para no sentir dolor. Y ¿Cómo lo hacemos?
A través de lo que en terapia corporal integrativa llamamos mecanismos de defensa corporales (respiración disfuncional, tensiones musculares, insensibilidad corporal…) y emocionales (racionalizar todo lo que nos ocurre para no sentir, proyectar fuera lo que nos ocurre dentro, represión de las sensaciones…). El problema surge que cuando nos protegemos creando fuertes corazas (muros) para no sentir dolor, también estas nos impiden sentir el amor.
Las emociones a veces duelen (Ej. Mi pareja me deja. Ruptura matrimonial) pero lo que duele más son todos los pensamientos que generamos alrededor de ellas y la proyección a futuro que hacemos. (Ej. “soy tonta”, “estaré sola toda mi vida”, “Seguro que esta con otra”, “nadie me quiere”…).
Y ¿Dónde se sienten las emociones? Las emociones se manifiestan a través de sensaciones en el cuerpo. No podemos pensar nuestras emociones, tenemos que sentirlas en el cuerpo. Respirarlas!!! Respirar para sentir!!!
LAS CUATRO EMOCIONES BÁSICAS:
Emociones hay muchas pero hay unas consideradas básicas o primarias. Ellas son: MIEDO, TRISTEZA, ENFADO y ALEGRÍA.
EL MIEDO:
Sentimos miedo cuando hay una desproporción entre la amenaza (lo que percibimos como tal es subjetivo y cambia de una persona a otra) y los recursos que contamos para resolverla.
El miedo sirve para protegerme frente a un peligro real. Hay un instinto de conservación de la vida que me avisa cuando hay un peligro. Probablemente gracias a este miedo aún no nos hemos extinguido J
El problema surge cuando nos encontramos frente a un peligro “No real” y el miedo nos paraliza e invade de tal forma que no podemos actuar con normalidad o como nos gustaría. Es importante aprender a gestionar el miedo, sentirlo, cogerlo de la mano e ir a por lo que deseo lograr.
El miedo se puede ver en los ojos, hay miradas de auténtico pánico.
Los síntomas que pueden estar presente cuando hay miedo son: dolor de estómago, tensión corporal, diarrea, taquicardias, se acelera corazón, sudoración….
LA TRISTEZA
La tristeza es una emoción que nos sirve para elaborar los grandes o pequeños duelos de la vida (pérdida de un ser querido, cambio de casa, cambio de situación laboral, ruptura de una relación, abandono de los hijos de casa…). Es una emoción que nos lleva hacia adentro y facilita la reflexión.
Cuando nos sentimos triste el cuerpo se repliega, el pecho se cierra, la columna vertebral se encorva…nos lleva a recogernos, hacernos como una bolita y/o colocarnos en posición fetal. Nos apetece estar solos o con muy poquitas personas. En la tristeza hay ganas de llorar, hay lágrimas y sollozos.
EL ENFADO
El enfado es una emoción que nos lleva hacia afuera, nos sirve para poner límites, separarnos del otro y defender nuestros derechos. Nos ayuda a identificar lo que no nos gusta o molesta, a movernos de una situación frustrante y a decir NO.
El enfado en sí no es bueno ni malo, es una emoción que nos da valiosa información y un remanente de energía que podemos destinar a resolver el “problema” que nos enfada. Si no sabemos canalizar y gestionar esta energía podemos hacer daño al descargarla contra otra persona o hacernos daño a nosotros mismo si la contenemos.
Podemos canalizar y descargar esta energía de distintas manera como por ejemplo golpear con los puños un cojín, patear un balón, utilizando la voz, bailar, respirar, caminar…
Cuando nos enfadamos el cuerpo se tensa, la cara se pone roja, se aprietan las mandíbulas, se cierran los puños, aumenta la temperatura corporal. El cuerpo se prepara para pasar a la acción.
LA ALEGRIA
La alegría es una emoción que nos lleva hacia afuera, facilita el contacto con otras personas, nos lleva a compartir, a bailar, reír, jugar…
El problema surge cuando nos quedamos apegados a esta emoción (como a cualquier otra) y se acaba transformando en alegría fingida o falsa alegría, negando otras emociones o nuestra realidad.
Corporalmente la alegría se manifiesta en el PECHO (hacía afuera, dirección contraria de la tristeza que es hacia adentro), sube el calor, el entusiasmo y tendemos a sonreír. Hay una expansión y apertura corporal.
GESTIONAR NUESTRAS EMOCIONES
Lo primero para poder gestionar nuestras emociones es saber que estamos sintiendo.
Generalmente nuestro modo de vida y el ritmo social nos lleva a ir con el piloto automático puesto y a gran velocidad. Esto impide darnos cuenta de lo que nos está pasando.
Es importante darnos tiempo (aunque sea pequeños momentos durante el día) para detenernos, respirar con conciencia y SENTIR. Preguntarnos ¿Cómo estoy? ¿Qué estoy sintiendo? Y poco a poco ir afinando la escucha corporal, recuperando la sabiduría innata que reside en nuestro cuerpo y en nuestro interior.
Ejercicios de respiración, sensibilidad corporal, meditación nos ayudan a vivir con mayor presencia, conciencia y de manera más coherente con quién nosotros somos.
Vive tus emociones! Respíralas!
GABRIELA FABON Terapeuta Gestalt y Corporal integrativa. Terapeuta en Técnicas de liberación emocional (Tapping – EFT) en Cercle TCI-Tarragona (CERCLE DE CONSCIENCIA TARRAGONA – www.centretarragona.es)