Empezar un proceso terapéutico es un acto de valentía ligado a la necesidad de vivir con mayor bienestar. Lo que lleva a una persona a hacer terapia, está ligado a la vivencia del conflicto. Conflicto con una parte de sí misma o/y con otras personas.
En algunas ocasiones, ese conflicto puede identificarse claramente con una situación concreta o una persona concreta. Otras veces se identifica con la dificultad que la persona siente ante una característica propia. Otras veces no hay un conflicto claro, sino más bien una sensación interna desagradable que persiste en el tiempo. O la sensación interna que tiene la persona de querer conocerse más, querer gestionar mejor sus recursos, en definitiva, querer mostrar la mejor versión de sí misma.
Sea como fuere, la dificultad por sostener esa insatisfacción, la dificultad en encontrar una solución; es la que lleva a la persona a pedir ayuda en forma de terapia.
Estar en un espacio terapéutico, requiere compromiso y fidelidad consigo mismo. Se necesita de la implicación de la persona, que significa poder observar todo aquello que pueda aparecer:
- Miedo a lo que no sabemos. A lo que imaginamos.
- Deseo de controlar el proceso, para reafirmar nuestro sufrimiento.
- Culpa por lo que nos ha pasado. Por cómo hemos gestionado nuestra vida hasta el momento. Por lo que hemos hecho o dejado de hacer.
- Vergüenza a mostrarnos vulnerables.
- Exigencia sobre cómo deberíamos ser, qué deberíamos pensar, sentir, hacer. Y por tanto:
- No validar aquello que sentimos, pensamos, o hacemos.
Se puede iniciar un proceso terapéutico con miedo, vergüenza, tristeza, culpa y todo aquello que habita en la persona. Ir a terapia te puede aportar:
- Experimentar cómo vives tus emociones, en un entorno de seguridad y confianza.
- Explorar cómo son tus pensamientos, cómo te hablas a ti mism@.
- Revisar tus creencias, sobre ti mism@, sobre tu forma de relacionarte. Para reafirmar aquellas que son válidas y transformar aquellas que ya no te sirven.
- Clarificar tu forma de proceder en el mundo que vives.
- Hacer consciente aquello que hasta el momento queda oculto. Poner luz en la comprensión hacia ti mism@.
- Responsabilizarte únicamente de aquello que te corresponde.
- Potenciar la mirada amorosa y hacia ti mism@.
Todo ello y aquello que necesites, sabiendo que no estarás sol@. Acompañada por una profesional en el camino que tú recorres para encontrar tu bienestar. Desde la escucha del corazón. Porque todos merecemos vivir con mayor calidad de vida. Y eso empieza en invertir en nuestro propio bienestar.